lunes, 9 de abril de 2007

El juicio del queso


Tres jóvenes serán sometidos a un juicio oral y público en el que podrían recibir condenas de hasta dos años de prisión. ¿El motivo? Robaron en octubre de 2006 una horma de queso de rallar en un supermercado chino.

No está en discusión que se trató de un robo. Y que como tal, debe recibir un castigo. Pero un hecho tan menor como el que estamos hablando ¿no debería resolverse a través de métodos también menores? ¿Hace falta movilizar toda la estructura judicial de un país?
¿Somos conscientes que se gastar mucho más de lo que vale una horma de queso para castigar a estos jóvenes? Porque no nos olvidemos que el sueldo de los jueces, de los empleados judiciales, las resmas de hojas donde se van a imprimir las declaraciones testimoniales y hasta al buen hombre que va a ir a barrer la mañana del juicio la sala de tribunales, las pagamos nosotros.
Pero en nuestro país, donde la Justicia se olvida de lo que realmente es importante, en este caso decidió rechazar el "principio de insignificancia" de lo hurtado esgrimido por los defensores de los jóvenes.
Los magistrados resaltaron que la conducta de los tres jóvenes "debe ser valorada no sólo en la concreción efectiva de la lesión al bien jurídico de que se trata, sino que también debe ponderarse el disvalor de la acción".
Y yo me pregunto que se deberá hacer con los cientos de políticos corruptos que han vaciado al país con total impunidad. Si mantuviésemos las proporciones con el caso anteriormente mencionado, quizás tendríamos una larguísima lista de candidatos para directamente incinerarlos en el horno sin más trámite.
Señores jueces hasta cuando el árbol les seguirá tapando el bosque.


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