La semana última se realizó en el Instituto Balseiro, Bariloche, el VII Encuentro sobre Superficies y Materiales Nanoestructurados. Hubo más de 26 exposiciones y una sesión de pósters que permitió a los investigadores presentar los resultados de sus últimos trabajos y discutir vías de acción.
La nanotecnología es una rama de la ciencia que estudia y manipula la materia a escalas infinitamente pequeñas, de un mil millonésimo de metro, lo que permite fabricar materiales dotados de nuevas propiedades a partir de la manipulación de átomos individuales.
Uno de los trabajos que se presentaron fue realizado en el Departamento de Química Inorgánica, Analítica y Química-Física de la Facultad de Ciencia Exactas y Naturales de la UBA y en el Centro de Investigaciones Industriales Siderca. "Nuestra motivación fue obtener superficies de acero «inteligentes» confiriéndoles propiedades útiles como lubricidad, superhidrofobicidad y anticorrosividad", afirmó Edgar Volker, uno de los autores.
También se presentó un sensor de glucosa de tamaño nanométrico. Diseñado por el bioingeniero Pablo Scodeller, del Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía que depende de la FCEyN y del Conicet, el dispositivo mide entre 30 y 40 nanómetros (para hacerse una idea, una célula tiene un tamaño de entre 30 y 60.000 nanómetros).
"Lo fabricamos con una nanopartícula de oro a la que se le unen dos componentes, una enzima que cataliza la oxidación de la glucosa y un polímero", explicó Scodeller. Según el investigador, el sensor podría entrar en las células y determinar la concentración de glucosa intracelular. "Por ejemplo, en un tumor hay un gran consumo de glucosa, entonces se podría conocer su evolución", dijo.
Roberto Salvarezza, doctor en bioquímica y director de los Laboratorios de Nanoscopías y de Fisicoquímica de Superficies del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (Inifta) que dependen del Conicet y de la Universidad Nacional de La Plata, presentó un trabajo de autoensamblado. "Mediante conceptos de nanotecnología, creamos superficies de propiedades inusuales -explicó-. Por ejemplo, hidrófilas o hidrófobas, es decir, que atraen o rechazan el agua para que sean autolimpiantes."
Las superficies autolimpiantes rechazarían el agua y tendrían la ventaja de que se llevaría consigo las bacterias. Muchas industrias están interesadas en ese tipo de materiales, pues podrían ser utilizados en cocinas o baños para hacer más fácil la limpieza.
La nanotecnología es una rama de la ciencia que estudia y manipula la materia a escalas infinitamente pequeñas, de un mil millonésimo de metro, lo que permite fabricar materiales dotados de nuevas propiedades a partir de la manipulación de átomos individuales.
Uno de los trabajos que se presentaron fue realizado en el Departamento de Química Inorgánica, Analítica y Química-Física de la Facultad de Ciencia Exactas y Naturales de la UBA y en el Centro de Investigaciones Industriales Siderca. "Nuestra motivación fue obtener superficies de acero «inteligentes» confiriéndoles propiedades útiles como lubricidad, superhidrofobicidad y anticorrosividad", afirmó Edgar Volker, uno de los autores.
También se presentó un sensor de glucosa de tamaño nanométrico. Diseñado por el bioingeniero Pablo Scodeller, del Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía que depende de la FCEyN y del Conicet, el dispositivo mide entre 30 y 40 nanómetros (para hacerse una idea, una célula tiene un tamaño de entre 30 y 60.000 nanómetros).
"Lo fabricamos con una nanopartícula de oro a la que se le unen dos componentes, una enzima que cataliza la oxidación de la glucosa y un polímero", explicó Scodeller. Según el investigador, el sensor podría entrar en las células y determinar la concentración de glucosa intracelular. "Por ejemplo, en un tumor hay un gran consumo de glucosa, entonces se podría conocer su evolución", dijo.
Roberto Salvarezza, doctor en bioquímica y director de los Laboratorios de Nanoscopías y de Fisicoquímica de Superficies del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (Inifta) que dependen del Conicet y de la Universidad Nacional de La Plata, presentó un trabajo de autoensamblado. "Mediante conceptos de nanotecnología, creamos superficies de propiedades inusuales -explicó-. Por ejemplo, hidrófilas o hidrófobas, es decir, que atraen o rechazan el agua para que sean autolimpiantes."
Las superficies autolimpiantes rechazarían el agua y tendrían la ventaja de que se llevaría consigo las bacterias. Muchas industrias están interesadas en ese tipo de materiales, pues podrían ser utilizados en cocinas o baños para hacer más fácil la limpieza.
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